“Para poder cuidar, es necesario primero valorar, para valorar, es necesario primero conocer” J. E. Hardoy
Si un lugar identifica a la ciudad de Matanzas es el Parque de la Libertad, pletórico de magia y belleza. Casi todos los yumurinos se han sentado allí, de día o de noche, y lo relacionan con algún recuerdo especial. Siempre en lo más alto, en pose exhortativa y como si nos conminara a ser mejores, la figura del Apóstol.
El conjunto, del cual forma parte esa escultura, fue creado por el artista italiano Salvatore Buemi (1860-1916) e integra el patrimonio cultural de la nación, pues mediante la resolución 69 del 27 de enero de 1990 y en correspondencia con sus valores históricos, artísticos y culturales, se le declaró Monumento Local. En la actualidad, se enmarca en un centro histórico Monumento Nacional.
PARA QUE LA HISTORIA VIVIESE
Respondiendo a la necesidad de la urbe de contar con una Plaza de Armas, en 1764 el agrimensor José Fernández Sotolongo diseñó la denominada del Rey, en la manzana rodeada por las actuales calles Ayuntamiento, Contreras, Santa Teresa y Milanés. En 1800 se liberó finalmente el espacio y se inició el proyecto; el sitio sufrió múltiples cambios a lo largo de los años, tanto en sus rasgos arquitectónicos como en el nombre. En 1899 fue sede de los festejos por el fin de la guerra y popularmente comenzó a llamársele de la Libertad.
Ese fue el emplazamiento escogido por Ramón Luis Miranda para un monumento que homenajearía la figura de José Martí, de quien había sido médico y amigo. Se hizo el encargo al escultor Buemi, quien, para enfrentar la tarea, estudió durante un año la historia de Cuba y la vida del héroe. Con el fin de modelar el torso desnudo de La Libertad utilizó como modelo a su esposa y tres jóvenes italianas.
El 21 de agosto de 1908 se presentaron las estatuas en Roma y acudió a verlas el rey de Italia Víctor Manuel III. El 24 de febrero siguiente se develó la obra en su ubicación actual, con la presencia del entonces presidente de la República José Miguel Gómez, el vicepresidente Alfredo Zayas, autoridades de la provincia, el propio artista y Miranda. Con anterioridad a la apertura se enterraron en su base números de periódicos, una colección de monedas, así como las obras el Ismaelillo y Versos Sencillos, dedicados por Martí, entre otros objetos.
El conjunto consta de un basamento y un pedestal de granito de Ravena de Lombardía, dos estatuas y varios ornamentos de bronce. En la parte posterior está escrita una cuarteta martiana con letras del mismo metal. Cuenta también con una tarja de mármol. Realza su importancia que en Cuba solo existen, además de esta, otras dos obras de Buemi: el Monumento a Ignacio Agramante, en Camaguey, y la escultura Eterno rebelde, del Capitolio.
IMPRESCINDIBLE INTERVENIR
En octubre de 2013 afectó al conjunto una limpieza acometida por personal no calificado y que, además, no contaba con la autorización del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. En el Dictamen 28/13 del Registro Nacional de Bienes Culturales se define el estado de conservación como muy malo y se afirma que la escultura se encuentra “severamente dañada con la aplicación de materiales y procedimientos inapropiados”. Asimismo, se plantea que el detrimento es de un 65 por ciento con respecto a la tasación actual de la pieza de 300 mil pesos en moneda nacional.
Para devolverle su esplendor se inició la intervención. Aunque no hay perjuicios a la integridad física de la pieza, sí hubo menoscabos considerables en la pátina, capa que recubre los objetos metálicos y les ofrece una protección natural ante los agentes corrosivos. El hombre la aplica de forma artificial para obtener coloraciones variadas y le incorpora agentes protectores que aíslan al metal del medio ambiente.
Gilberto Martínez Orgallez, restaurador en escultura y arte decorativo y quien participa en la labor, explica que este elemento constituye un referente histórico-técnico pues revela lo que hizo el artista, el tiempo que ha pasado, los problemas que enfrentó la pieza. Considera Reiner Viera Díaz, miembro del equipo, que no hubo males permanentes y se neutralizaron los ácidos, pero “normalmente se retiran solo las capas dejadas por el tiempo y se preserva la primera elaborada por el escultor. En este caso, por la acción negativa realizada, fue necesario quitar el patinado original para lograr la homogeneidad. Es como si hubiese acabado de salir de la fundición, tenemos que empezar de cero”.
Comenta Martínez Orgallez que “terminamos la limpieza profunda y estamos en el proceso de protección y valores estéticos. La gente se pregunta de qué color quedará. Lo que haremos será imitar, de forma química, el proceso natural de corrosión del bronce, agregándole elementos que la resguarden, por eso se pondrá verde”.
Este resulta un procedimiento complejo y que requiere tiempo, las técnicas a aplicar no pueden apresurarse y se precisan recursos específicos. El estudio técnico –analítico, de conjunto con la intervención, posee un costo de 350 mil CUC.
Preocupa a los restauradores cómo se cuidará en el futuro. “Luchamos con el paso del tiempo, sin embargo, lo difícil es hacer trabajos perdurables a pesar del paso del hombre. En el parque la indisciplina social es grave durante las noches”, declara Gilberto.
Entre las propuestas de conservación se encuentra diseñar un sistema limítrofe para impedir el acceso al área, y aunque aún solo constituye un proyecto, ya debe pensarse en medidas para salvaguardar el monumento, fuente de orgullo para todo matancero; solo así no será en vano este viaje al origen que siempre es la restauración.
De lupas y catalejos 