Ese respeto que nos define

Si se ignoran los valores históricos, patrióticos y culturales de un monumento, este no moverá fibra alguna, y se le podrá considerar como un elemento inanimado más…

Parque de La Libertad, Matanzas
Parque de La Libertad, Matanzas

La tarde languidece, pero la noche demorará en llegar. El sopor saca a los vecinos en busca de aire fresco. El parque, justo en el medio del centro histórico, los acoge.

Otros salen del trabajo a esa hora y también optan por demorar un poco la llegada a casa para disfrutar del espacio colectivo.

Personas que leen, que comen maní, que conversan, que meditan… y muchos niños, derrochando toda la energía acumulada durante una jornada de escuela o actividades en el hogar.

Así sucede a lo largo y ancho de Cuba y la escena sería siempre idílica si no fuera porque lo que hemos convenido en llamar indisciplina social –y no es más que aguda carencia de civilidad–enseña su oreja peluda en esos lugares hechos para el encuentro y, casi todas las veces, también para la veneración patria.

Por eso a tanta persona le duele, más allá de la aglomeración provocada por los puntos wifi o las bocinas portátiles con música nefasta, el irrespeto hacia nuestros monumentos.

No hace falta buscar mucho para constatarlo. Basta un breve recorrido para ver a los pequeños encaramados sobre las bases de los conjuntos escultóricos, simplemente jugando, y a los padres muy relajados en un banco cercano, pendientes solo de que su criatura no se haga daño.

También encontrará adultos sentados en algún pedestal, mientras googlean  sobre  “lo último”, y advertirá paquetes vacíos de pellys y latas de cerveza a los pies de algún héroe o heroína inmortalizado en mármol o bronce.

Pero no solo las estatuas y conjuntos escultóricos de los parques se ven amenazados; las tarjas, edificios, plazas… son además susceptibles de ser vulneradas. “Mamuchi, te amo”, “Yosva, la rata”, son carteles que, en letras deformes y con pintura de spray (muy difícil de eliminar), alguna vez leí en paredes de edificios con inestimable valor patrimonial.

Pero quienes así actúan no resultan monstruos ni criminales de alta peligrosidad, es gente que anda entre nosotros; entonces, ¿por qué  les parece intrascendente cuidar “todo centro histórico urbano  y  toda construcción, sitio u objeto que, por  su carácter excepcional, merezca ser conservado por su significación cultural, histórica o social para el país” (tal y como lo define la Ley No. 2, De los monumentos nacionales y locales)

La respuesta tiene dos aristas fundamentales, que muy bien referenciaron los lectores de Cubahora en su foro “¿Cuidamos nuestros monumentos? ¿Qué valor tienen para nosotros?”

El primer elemento tiene que ver con la educación; como escribió la lectora Loida: « el que no conoce, no lo siente parte suya y no lo cuida».

Si se ignoran los valores históricos, patrióticos y culturales de un monumento, este no moverá fibra alguna, y se le podrá considerar como un elemento inanimado más.

A la escuela y la familia, donde todo empieza, debemos volver la mirada.  La enseñanza de la historia local no puede concebirse como algo menor, a través de ella se forman ciudadanos activos de la comunidad.

Pero todo no es cuestión de conocimiento, porque no saber qué hizo un héroe o qué hecho relevante ocurrió en un edificio no justifica su maltrato y mucho menos el robo de alguna de sus partes.

La cultura posee componentes cívicos y éticos vitales. A los monumentos se les venera, debe ser la sentencia inviolable que nos conduzca, de conjunto con su significado, al respeto y la protección.

En el inciso h del Artículo 39 de la Constitución de la República de Cuba se establece que “el Estado defiende la identidad de la cultura cubana y vela por la conservación del patrimonio cultural y la riqueza artística e histórica de la nación. Protege los monumentos nacionales y los lugares notables por su belleza natural o por su reconocido valor artístico o histórico”.

Por eso el Gobierno cubano no puede tolerar la impunidad; que constituye, en mi opinión, el otro aspecto que ofrece caldo de cultivo a este fenómeno. “Hace falta educar pero con rectitud, no se puede dejar todo a la conciencia, a la conciencia hay que ayudarla con el respeto, con integridad y con leyes”, dijo en el foro el usuario José Eduardo.

Las instancias de Patrimonio muchas veces se ven con las manos atadas ante las violaciones que detectan, porque constituyen órganos de asesoramiento y consulta, pero no punitivos. De ahí que el enfrentamiento a tales conductas deba ser integrador y multidisciplinario.

Garantizar el orden público pasa también por multar severamente al que dañe e irrespete un monumento. El ciudadano inconsciente que vea su bolsillo menguado, seguro se lo pensará dos veces antes de repetir actos lesivos al Patrimonio; y el resto también.

Vale la pena anotar que si desde la institucionalidad se descuidan estos sitios sagrados, por abandono, se abre una puerta más para el vandalismo y la falta de identificación. No hay por qué pensar siempre en las grandes sumas de dinero que supone una restauración,  a veces un cuidado sistemático evita llegar a ese punto

El tema no es menor. La forma en que tratamos nuestros monumentos nos define como país.

(Publicado originalmente en Cubahora)

 

Réquiem por nuestro parque

Centro Coral: El viacrucis de una casa

Museo Memorial El Morrillo: Cerrar sería absurdo

Desdichas de una biblioteca (Parte II y final)

Desdichas de una biblioteca (Parte I)

 

Réquiem por nuestro parque

Parque de La Libertad, Matanzas

0Cuando ante mis ojos se producen violaciones insólitas sobre los que debieran ser espacios de veneración siento vergüenza e impotencia. El panorama se torna más desalentador si a la impunidad de los infractores se suma la repetición de los hechos.

Por eso, atravesar el Parque de La Libertad, plaza significativa dentro de un centro histórico Monumento Nacional, no me deja la plácida sensación que debiera; sino, casi siempre, una mezcla de enojo y tristeza. Mucho se ha escrito en Girón y otros medios de prensa sobre su maltrato; sin embargo, parece que los oídos sordos predominan. La más reciente edición de los festejos populares lo confirma.

5Quien participó del Carnaval Infantil puede atestiguar cómo a veces las buenas intenciones terminan por lesionar el patrimonio. Es vital que los niños se diviertan junto a su familia, pero debe pensarse dónde.

Ese día, cientos de personas se situaron sobre el parque añadiéndole una gran carga adicional. Asimismo, invadieron el césped y lo pisotearon indiscriminadamente. Ni siquiera se salvó el conjunto escultórico (beneficiado en 2014 por una costosa restauración); muchos tomaron asiento sobre su base, donde consumieron alimentos y dejaron a sus hijos corretear o subirse sobre la estatua de La Libertad. Otros, para ver mejor las carrozas,se pararon en los bancos. También se frió pollo muy cerca de las fachadas colindantes, exponiéndolas al hollín. Ninguna de las autoridades allí reunidas hizo algo por detener esas conductas, como si lesionar monumentos no fuese un atentado contra el orden público.

31Durante el carnaval anterior, los especialistas de Patrimonio protestaron por la colocación en el sitio de una piscina inflable y, aunque les prometieron que la retirarían enseguida, no solo permaneció hasta el final de las festividades, sino que regresó este año. Vale aclarar que, según las leyes vigentes, solo dichos expertos pueden permitir la realización de actividades allí y muy pocas veces se pide su autorización.

2Si las fiestas populares fueran la excepción, una podría pensar que la solución estribaría en corregir el tiro la próxima vez; pero esta es solo una expresión superlativa de lo que el parque experimenta cada día.

Solo tiene usted que pasar de noche y ver el conjunto escultórico convertido en banco gigante. Seguro que en 1909 el escultor Salvatore Buemi no imaginó que su obra podría tener tal uso.

4La demolición de los accesos – que no estaban en el diseño original- y la delimitación con plantas ornamentales aún no han sucedido; aunque dudo que logren su fin ante el desafuero de la indisciplina social. Sé bien de los criterios opuestos a demarcar mediante una reja un conjunto que honra a Martí y al concepto de libertad. Sin embargo, yo lo prefiero si la opción radica en que el irrespeto se perpetúe.

Alguien afirmará que no queda otro punto dónde situarse porque en horario nocturno los pájaros defecan sobre la mayoría de los asientos. Y, aunque nada los justifica, es cierto que la invasión de las aves en el área resulta un problema irresuelto que apareja condiciones antihigiénicas y olor desagradable.

Por otro lado, ojalá el acceso a Internet vía Wifi se extienda más allá de zonas puntuales, porque nuestra segunda plaza de Armas no está concebida para ese fin; y mucho menos para cobijar a los pequeños puntos de venta nocturnos que se sitúan en ella en las noches, y proporcionan bebidas y confituras a los usuarios.

image001Mal estaríamos si olvidáramos la debida devoción a la figura del Apóstol, peor incluso si nos viésemos imposibilitados de distinguir entre un lugar de carácter patriótico y otro de fiesta; o no tuviéramos la fuerza para decirle a la Televisión Nacional que no puede situar sus equipos de transmisión sobre uno de nuestros más importantes monumentos. Alternativas siempre existen, y ¿cómo hablarles a los ciudadanos de respeto si desde las iniciativas estatales se vulnera lo dispuesto?

Según lo ideado por el plan Matanzas 325, el parque de La Libertad marcará el centro gubernamental de nuestra urbe, pero no puede esperarse a 2018 para resolver la alarmante situación. Las soluciones tienen que llegar pronto. Mucho dice de nosotros lo que hacemos o no en pos de aquellos pequeños espacios por donde comienza el amor a la Patria.

Museo Memorial El Morrillo: Cerrar sería absurdo

En El Morrillo el patriotismo entra por los poros, quizás por la sangre valiente esparcida muy cerca de allí; pero también por los muros con historia, los vestigios aborígenes, la belleza silenciosa dela desembocadura del río Canímar y la regia estirpe de la bahía.

Sin embargo, situarse en ese paisaje privilegiado es para el Museo Memorial a la vez que suerte, dificultad. La lejanía influye en las condiciones de trabajo, la fluctuación del personal, y la proximidad con el mar contribuye al deterioro de la construcción.

DETENER A LOS PIRATAS…

Fue en sus inicios un torreón y luego batería de costa para la defensa del Hato de Canímar. En el siglo XVIII, un grupo de hacendados de la próspera y apartada zona facilitó el dinero inicial para la edificación, con el objetivo de evitar ataques de corsarios y piratas.

El Morrillo es la única batería de costa que se conserva en la ciudad de Matanzas

Durante el periodo colonial fungió como registro de aduanas y en la República asumió funciones de apostadero naval. En 1934 se le abandonó por completo y por eso Guiteras lo escogió, un año después, como punto de embarque. Lo que sería un expedición hacia México para volver luego a la Isla y hacer la revolución, se frustró por un delator y el fundador de la Joven Cuba cayó masacrado junto al venezolano Carlos Aponte.

Los cadáveres de ambos revolucionarios se enterraron en el cementerio de Matanzas, en el que permanecieron hasta su robo en el 37. No fue hasta el año 1970 que los Órganos de la Seguridad del Estado lograron hallarlos. Permanecían tras una pared falsa del sótano de la casa de José María García, en el barrio de Pogolotti. En dos cajas de zinc, cubiertas con las banderas cubana y venezolana, se hallaban los restosperfectamente conservados. García los había sustraído para impedir una profanación.

Se les expuso en el Museo de la Revolución y en medio de las valoraciones sobre la futura ubicación, surgió la idea de reconstruir El Morrillo, para entonces en ruinas, y depositarlos allí. En 1974 comenzó la labor de reconstrucción, apegada a los planos originales.El 8 de mayo de 1975 se inauguró el Museo Memorial –único de la provincia- y en 1978 recibió la condición de Monumento Nacional.

PATRIMONIO INSEGURO

En toda Matanzas, solo esta institución tiene el honor de salvaguardar restos de patriotas. Se conservan, asimismo, el bote en que fueron trasladados sus cuerpos, un escalpelo utilizado en la autopsia de Guiteras y toda la documentación de la organización Joven Cuba.

“Por estar enclavada en un área de importancia arqueológica, con uno de los más significativos sitios de agricultores ceramistas de Cuba, y el mayor y más antiguo cementerio aborigen, posee un patrimonio muy rico al respecto. Cuenta, además, con una colección de paleopatología de más de 50 piezas, única de su tipo expuesta en la nación”, refiere Dianerys Ramos Pérez, especialista principal.

En la actualidad, el museo se halla desmontado, pues a partir de 2015 entró en reparación. “La situación constructiva era pésima, el techo se filtraba, se cayeron dos vitrinas, había comején”, añade.

Planta alta de El Morrillo
Planta alta de El Morrillo

La directora Gisela Álvarez Polo explica que iniciaron con la cubierta y en 2016, con los 74 000 pesos disponibles, arreglaron los balcones que estaban casi desprendidos y las ventanas de la segunda planta. “El dinero para este año ya se agotó. Solicitamos 100 000 para el próximo, con el fin de trabajar por prioridades: el puente de entrada, museografía, repello, pintura, problemas eléctricos”.

Local de oficinas de El Morrillo
Local de oficinas de El Morrillo

De igual forma, la edificación cercana donde se ubican las oficinas tiene un dictamen de peligro de derrumbe. “Quien trabaja aquí lo hace por sentido de pertenencia, no tenemos transporte, almuerzo, ni siquiera una computadora.

“El sistema telefónico es caduco, si hay viento o se va la corriente nos quedamos incomunicados. Desde las tres de la tarde hasta las ocho de la mañana dos serenos cuidan la instalación. Por aquí se han producido salidas ilegales. También, cuando cierran los centros nocturnos, se llena de carros, lo mismo vienen parejas que personas a resolver disputas”, afirma la directora.

La PNR ya no hace rondas hasta el sitio y el Consejo de la Administración Municipal rechazó la idea de colocar una garita para regular el paso. La sala túmulo no posee alarma, tampoco hay locales enrejados. “Tomamos la determinación de que los custodios cuiden de las puertas hacia adentro, por su propia seguridad”, agrega.

La museografía databa del año 75
La museografía databa del año 75

En medio de las alarmantes dificultades, la museóloga Giselle Gil Medina continúa el trabajo con niños y adolescentes de la comunidad, círculos de interés, museos móviles y proyectos socioculturales. Los que se duelen por este guardián de la historia, aunque saben que aún de aprobarles el dinero solicitado no terminarán de hacerlo todo, sueñan con lograr, poco a poco, un museo más atractivo y funcional.

“Queremos un montaje para muchos años. Puede que nos demoremos, pero hay que pensar en el futuro, lo barato sale caro. Nos mantenemos y mantendremos abiertos. Cerrar sería absurdo, las personas siempre llegan, y aunque sea les brindamos las explicaciones”, dice Gisela.

Ojalá se tomen medidas antes de que deba lamentarse algún hecho. El Morrillo merece los mayores esfuerzos; Guiteras y Aponte, todo lo que pueda hacerse y más.

 

Tesoros al interior de Matanzas

La edificación donde se emplaza el museo de Limonar resalta dentro de la arquitectura del municipio y posee en sí misma un extraordinario valor.

Ella sabe enamorar. Apela a la sorpresa, la curiosidad, y una termina asombrada, con los ojos muy abiertos, deseando no perder ni un solo detalle de la hermosa e insospechada historia local.

Mariela Medina Dihigo tiene el don de los apasionados, y más de 30 años de trabajo en el museo municipal de Limonar avalan su condición de defensora a ultranza del patrimonio por esos lares. Como técnica de animación, afirma que persigue la meta de mantener a las personas, en especial a los niños, visitándolo.

“No puede permitirse que pierdan el hábito; porque entonces el día que tengamos las condiciones ideales para el servicio  nadie vendrá. A este trabajo hay que ponerle el corazón, si no se vuelve rutinario”.

La institución se ubica en un fastuoso edificio, construido por iniciativa de Basilio Martínez, propietario de uno de los ingenios de la zona, quien donó a la Sociedad Económica Amigos del País parte de su fortuna para establecer dos escuelas mixtas y sin distinción de razas: en Marianao, La Habana, y la de Limonar; que se inauguró en 1890 con el nombre de su hermana Encarnación.

Luego del triunfo revolucionario se ubicaron allí diversos centros, hasta que en 1991 se decidió crear un museo en la cabecera municipal; “comenzamos con dos salas: desarrollo económico y esclavitud, y llegamos a tener cinco”.

Actualmente, el personal espera una reparación capital que se prevé para 2018 y, sobre todo, nuevas vitrinas, pues el comején ha atacado la madera de las mismas, obligándolos a desmontar. Por ello sus salas lucen semivacías.

“Priorizamos salvar los cristales, que son los elementos más difíciles de conseguir. Guardamos las piezas en el almacén, hoy se encuentra atestado. Tenemos fondos muy ricos y podríamos mostrar un gran museo, esencialmente en el ámbito deportivo, pues somos un territorio de grandes atletas; muchos nos han hecho donaciones, como Javier Sotomayor”, afirma Medina Dihigo.

También escasean los materiales para la conservación, que “se hace con lo que busquemos en el propio territorio, nos las ingeniamos”

No obstante las dificultades, se esmeran en mantener las áreas limpias y profundizar la vinculación con las escuelas; “aquí se desarrolla la tertulia cultural América Bobia y nos sumamos a iniciativas comunitarias. Nada se ha parado a pesar de no contar con directora en este momento, porque el personal es estable y posee sentido de pertenencia”.

GUARDIANES DE LA MEMORIA

El museo Clotilde García de Los Arabos aguarda por que se repare su carpintería en 2017. La construcción donde radica también posee significativos valores patrimoniales, por sus rasgos Art Deco.

El deterioro de la carpintería constituye uno de los puntos más sensibles para el museo de Los Arabos.

En sus ocho salas se atesoran fondos inestimables para contar la historia del municipio, entre ellos actas capitulares, objetos de héroes de la localidad como José María Duarte, y una colección de la Orquesta América, donada por el propio Ninón Mondéjar.

Acoge, asimismo, las visitas escolares y constituye sede de otros eventos e iniciativas, como la Cátedra del Adulto Mayor. Ana María Echevarría Gómez, técnica de conservación, refiere que faltan recursos para desarrollar su labor, entre ellos pegamento y grasas y polvos para limpiar las piezas.

Tal situación se repite en toda la provincia. Aymara de la C. Falcón Rodríguez, especialista del departamento de Conservación del Museo Provincial Palacio de Junco (MPPJ), explica que falta el papel de restaurar documentos y otros materiales. Para enfrentarlo la institución debe buscar alternativas, debido a que la dificultad no se halla en el dinero, sino en el acceso, “la demanda es alta. Tenemos objetos de mucho valor esperando por la restauración”.

Aunque las carencias de productos y las dificultades constructivas signan el destino de los museos municipales en la provincia,  la etapa actual luce más halagüeña con las acciones, en unos casos de mantenimiento y en otros de aporte a la museografía (vitrinas, paneles, bases), en los de Colón, Jovellanos, Triunvirato, Girón, el Museo de la Comandancia y el de Pedro Betancourt, uno de los más críticos y en peligro de desaparecer”.

Isabel Hernández Campos, directora del MPPJ, aclara que en la provincia existe una red de 24 museos, de ellos solo dos no pertenecen a Cultura: el del Azúcar y el de los Bomberos. Para todos, el Palacio de Junco funciona como Centro Metodológico Provincial.

“En cada municipio existe una de estas instituciones, en algunos hay varias. Deviene responsabilidad de los territorios el mantenimiento de las mismas, el cual debe incluirse en el plan. El Centro Provincial de Patrimonio responde directamente solo por el Provincial, el San Severino, y el de Arte; aunque en más de una ocasión ha apoyado con sus divisas cambios en el montaje, compra de insumos e, incluso, acciones constructivas donde la localidad no ha podido afrontarlas”.

Quizás el caso más grave sea el de Varadero, donde hubo que evacuar el museo por el mal estado del inmueble. Sus trabajadores se encuentran en el de Cárdenas, esperando que el Ministerio del Turismo, propietario del edificio, les asigne uno nuevo.

Entre acciones de superación, muestras del mes, exposiciones transitorias, museos móviles, concursos y eventos, el museo municipal continúa latiendo por su terruño, sembrando el amor y el respeto hacia el ayer en los más pequeños, impulsando la vida cultural. Por sus aportes a la preservación de la identidad y de la memoria histórica merece todos los esfuerzos para mantenerlo en pie. Sería de ingenuos obviar su papel neurálgico en los tiempos que corren.

El tortuoso camino de las reliquias de El Louvre (Parte II)

Por Gabriel Torres, Jessica Acevedo, Jeidi Suárez y Yeilén Delgado

Email: gabriel.torres@gmail.com

Fotos: Ramón Pacheco Salazar

Louvre-18“Había muebles muy antiguos, recuerdo que los cuidaban mucho, no dejaban sentarse a dos personas juntas. También, lámparas y una vitrina que no se abría nunca, con una vajilla preciosa. Después abrieron un mercadito, pero todo se fue destruyendo, hasta que lo cerraron”, relata Mirtha Martínez, vecina de El Louvre.

También llenos de nostalgia y de indignación por el deterioro del inmueble y sus reliquias, escribieron a este Semanario Alfredo Comas García y Manuel Concepción, cantineros y especialistas de servicios gastronómicos del hotel entre 1992 y 1999, quienes recuerdan “las numerosas ofertas que, en muchas ocasiones, nos hicieron visitantes, ya fuera por uno de sus cuadros famosos, una hermosa estatuilla o un reloj de época de los que allí se conservaban, y siempre dijimos: no… con qué tristeza hemos visto desaparecer un arsenal de riquezas que eran patrimonio de esta ciudad”.

TRAS EL PATRIMONIO PERDIDO DE EL LOUVRE

En busca de respuestas a la onerosa pérdida de lo que antaño convirtió al hotel en uno de los más bellos de Cuba, acudimos a las oficinas del Grupo Empresarial de Comercio y los Servicios. Allí fuimos atendidos por Edilberto Suárez Vázquez, su director, quien ocupa el cargo hace solo cuatro meses. Alegó desconocer lo acaecido en la instalación, aunque se mostró colaborativo y con deseos de esclarecer el suceso: “Esta es una situación extraordinaria, y si depende de nosotros, trataremos de ofrecer una respuesta”.

Un funcionario de la Empresa Provincial de Establecimientos Especiales y Servicios Gastronómicos (EPEESG) –a la cual perteneció administrativamente la instalación– que trabajó en El Louvre durante el año 2013 declaró a nuestro equipo de prensa varios asuntos inquietantes.

“Tras su cierre como hotel en 2005 se utilizó como mercado. El lobby y el restaurante fueron los espacios para ese fin, y en la parte trasera se usaron áreas para almacenes y una pequeña oficina. Al nombrarse un administrador en el 2013 aquello estaba en terreno de nadie. Cuando asumió la Empresa, allí vivían personas y la edificación estaba en grave peligro. ¡Existían árboles dentro!”

Cuando inquirimos por la situación antes de ese año obtuvimos respuestas preocupantes: “después del 2005 se corrió el rumor de que el local pasaría a Turismo, pero creo que no fue así, y el Sectorial de Comercio se desentendió, no existió una indicación clara, nadie se preocupó, y el local quedó a la deriva”.

Esta situación también la confirma Nilo Álvarez Ruiz, director de la EPEESG desde abril de 2013 a diciembre de 2014: “Días antes de asumir se convocó, por parte de la prensa, al director del Grupo, Jesús Martínez Rojas, para que explicara qué había pasado con El Louvre en los años anteriores. Allí se supo que no existía administración, y que el inmueble se hallaba totalmente abandonado, sin protección de ningún tipo. Antes de asumir como director de la empresa, no existía claridad en el Grupo de a quién pertenecía el inmueble, si a nosotros o a Turismo.”

De acuerdo con el directivo, la causa fundamental de lo sucedido allí fue la falta de control que existió con los medios básicos, no solo en su empresa, sino en el sistema empresarial y de la administración pública. “De inmediato pudimos nombrar un administrador, colocar dos custodios, limpiamos el local y contabilizamos lo que existía dentro del inmueble para informar a Patrimonio”, concluye.

PERO, ¿Y LO QUÉ SE HA PERDIDO?

Louvre-21“Cuando cerraron, llegaron unos camiones, creo que de Gastronomía Especializada, y se llevaron las cosas, dijeron que para conservarlas, no sé qué destino tuvieron”, comentó Mirtha Martínez, una de las vecinas entrevistadas. Este hecho lo admite Álvarez Ruiz: “La EPEESG invirtió más de 20 mil pesos en labores de limpieza, recogida de escombros y tala de árboles, cuando cooperativas no agropecuarias y otras brigadas estatales nos pedían más de 150 mil. En esas labores, trasladamos los bienes existentes hacia un almacén para su resguardo y posteriormente los regresamos al local, tras conocer las regulaciones de Patrimonio, que nos prohibían tal proceder”.

Tras mucho indagar, tocar puertas y recibir evasivas, este grupo pudo obtener varios datos que, ofrecidos por personas de bien que aún sueñan con disfrutar de una Matanzas más bella, argumentan lo sucedido en la histórica edificación.

En base a un inventario realizado en agosto de 2003, El Louvre era poseedor de más de 286 piezas patrimoniales inscriptas en el Registro Provincial de Bienes Culturales, repartidas entre artes decorativas, esculturas, pinturas y dibujos. Parte de ellas –más de 92 piezas- se perdieron antes del 2009, época en que el local permaneció sin resguardo, y otras se encuentran en pésimo estado de conservación, destruidas parcial o totalmente. En la actualidad, según los documentos obtenidos, el valor total de lo extraviado –en CUC- asciende a más de 19 mil pesos.

Inquiriendo por el destino de estas piezas, las partes aún no logran ponerse de acuerdo. “Hay objetos localizados que están en manos de personas de Comercio encargadas de su protección, los tienen en unos almacenes, ya los fuimos a ver, muchos de ellos necesitan restauración porque se encuentran muy dañados y otros se han destruido con el tiempo”, nos dice Leonel Pérez Orozco, conservador de la ciudad.

Mientras que Suárez Vázquez y funcionarios del Grupo Empresarial de Comercio y los Servicios aseveran que hasta hoy en sus almacenes no cuentan con piezas procedentes del Louvre. Solo aseguran mantener en sus dominios varias lámparas de techo y cuadros destruidos, que al parecer, proceden del Hotel Yara.

Algunos de los documentos emitidos en el 2010 relacionan la desaparición de los bienes con tareas constructivas o de mantenimiento; pero ante el dilatado periodo de abandono, ¿quién asegura que no se aprovecharon tales circunstancias para robarlos? Quizás nunca lleguen ante la justicia quienes se enriquecieron mediante el saqueo de esas piezas, ni se sepa qué hogares cubanos o extranjeros lucen las reliquias, de las cuales un día todos los matanceros fuimos dueños.

 

¿RENACER DEL LOUVRE?

Leonel Pérez Orozco, conservador de la ciudad, refiere que “hay un proyecto para el rescate de los hoteles de ciudad, por parte de Cimex y Turismo. Se salvarán aquellos que tradicionalmente tuvo Matanzas en su entorno urbano”. El Louvre va a ser restaurado en su totalidad y se convertirá en una filial del Hotel Velasco, con  el área habitacional más grande, bar y restaurante, imitando la apariencia original”.

También se incluirán los hoteles Las Delicias, Yara y París. “Se debe iniciar su recuperación a principios de 2016, para que en 2017 ya estén reparados, y se inauguren”, señala.


PARTE DE LAS RELIQUIAS DE EL LOUVRE DESAPARECIDAS

Pieza Cantidad/ Grado de valor Tasación en CUC
Pintura “Naturaleza Muerta”, de Gil García 1/G.V.II 1000.00
Mesa 6/ G.V.III 650.00
Mosaico 3/ G.V.II 500.00
Copas 38/ G.V.III 1395.00
Platos de porcelana 54/ G.V.III 2194.00
Gavetero 1/G.V.II 1500.00
Frutero 6/G.V.III 760.00

 

https://delupasycatalejos.wordpress.com/2015/11/04/el-tortuoso-camino-de-las-reliquias-de-el-louvre-i/

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